Sombrerería Belmar fue fundada en Murcia en 1886 por Don Jesús Belmar Lucas y Doña María Dolores Martínez Luján, quienes abrieron su primer establecimiento en la calle Platería, introduciendo con visión y determinación la cultura del sombrero en la ciudad. Desde sus inicios, el negocio combinó la sobriedad clásica de la época con un espíritu moderno inspirado en París y Londres, ciudades que la pareja visitaba con frecuencia para importar las últimas tendencias europeas, que luego anunciaban en la prensa local para atraer a una clientela sofisticada en busca de elegancia y distinción.
En 1896, Sombrerería Belmar se trasladó a un local más céntrico, anteriormente de Don Florencio Díez, adoptando un diseño modernista con líneas curvas y motivos florales que reflejaban la elegancia de sus productos. Doña Dolores, alma incansable del negocio, se mantuvo activa hasta su fallecimiento a los 98 años en los años 70, liderando con firmeza y lucidez la sombrerería, incluso en su vejez. Viajaba cada año a París para inspirarse y transformaba esas ideas en diseños exclusivos que desarrollaba junto a un equipo de veinte personas, entre sombrereras, planchadoras, tintoreros, aprendices y saloneras que mostraban las creaciones en exposiciones dentro de la tienda.
Durante sus años de mayor esplendor, Sombrerería Belmar destacaba por una atmósfera única, con techos decorados con retratos de toreros célebres, reflejo de la pasión de Don Jesús por la tauromaquia, actividad que combinaba con su oficio sombrerero y su papel como encargado de abrir la puerta de chiqueros en la plaza de toros de Murcia, continuando una tradición familiar. Además de sombreros, confeccionaba enseres taurinos como banderillas y puyas. Desde sus inicios, el negocio se rigió por una norma firme: precio fijo, sin regateos, pero siempre acompañado de un pequeño obsequio para quienes apreciaban el arte del buen vestir. Más de un siglo después, la esencia de aquella época sigue viva, preservando una historia de pasión, elegancia y saber hacer transmitida de generación en generación.
Tras la Guerra Civil, la sombrerería mantuvo su actividad aunque con una plantilla reducida, hasta el cierre definitivo del taller en los años 60; entonces, el legado de Jesús y Dolores fue asumido por su sobrina, Teresa Belmar Sánchez, quien preservó el espíritu artesanal y refinado del negocio, adaptándose con discreta elegancia a los nuevos tiempos. Más tarde, la tradición pasó a manos de M. Soledad Sánchez Belmar, cuarta generación y nieta del fundador, quien con amor por el oficio revitalizó la sombrerería incorporando bisutería y nuevos complementos, y trasladando el establecimiento a su actual ubicación en la calle Jabonerías, donde aún hoy perdura la esencia de Belmar.
Marisol supo combinar a la perfección el saber hacer heredado con una sensibilidad especial hacia las tendencias, convirtiendo Sombrerería Belmar en un referente para novias, madrinas y clientas que buscaban sentirse comprendidas y únicas, siempre fiel a su lema: “nadie debe salir con algo que no le favorezca”. Quien entra en la tienda encuentra más que sombreros: encuentra historia, estilo y cercanía. Esa fidelidad, cultivada generación tras generación, ha convertido a Belmar en un emblema murciano del buen gusto, por donde han pasado desde clientas de toda la vida hasta figuras como Paco Rabal, Rossy de Palma o Antonio Gala, dejando huella de que el estilo atemporal tiene en Belmar su nombre propio.
Hoy seguimos, con la misma ilusión, compromiso y dedicación de siempre. La sombrerería ha sabido adaptarse con elegancia a los nuevos tiempos, sin renunciar a ese encanto delicado que evoca la Belle Époque, tan presente en cada rincón del establecimiento.
Al frente de este legado se encuentra Conchi Esteban Ponce, actual responsable y sucesora de la legendaria Sombrerería Belmar. Desde hace más de 15 años, Conchi continúa el camino que dejó marcado Marisol, con quien compartía no solo la pasión por el oficio, sino también una visión clara: mantener viva la esencia de la casa Belmar. En sus primeros años, se formó de la mano de Antonia y Manoli, entrañables dependientas que marcaron una época en los años 80 y 2000, y que supieron transmitirle la sabiduría del trato cercano, el cuidado por el detalle y el valor de lo artesanal.
Belmar no es solo una tienda: es un espíritu vivo. Al cruzar sus puertas, una se transporta al pasado, a ese universo donde el tiempo parece detenerse. Todavía conservamos los armarios pintados a mano originales de los fundadores, Don Jesús Belmar y Doña María Dolores Martínez Luján, que siguen siendo testigos mudos —y mágicos— de más de un siglo de historia.
Hoy continuamos apostando por lo que nos hace únicas: la experiencia personalizada y el trabajo artesanal en nuestro taller, donde escuchamos con atención, interpretamos sueños y los transformamos en tocados, sombreros y complementos que hablan de quienes los llevan.
Aquí, cada cliente importa. Cada detalle cuenta. Y cada pieza lleva algo de nuestra historia.
En Belmar trabajamos con los mejores proveedores españoles, franceses e italianos para ofrecerte piezas únicas y cuidadosamente seleccionadas. Sombreros de todo tipo, tocados artesanales, mantillas, tejas, abanicos, guantes, pendientes, y un sinfín de accesorios para ceremonia y ocasiones especiales.
Cada pieza refleja nuestra pasión por la elegancia atemporal y la atención personalizada.